Me llamo Marta, tengo 6 años, mi familia es pobre casi no
podemos comer, pero soy feliz por que mis padres me atienden y me cuidan mucho
he oído hablar de padres que no hacen caso a sus hijas.
Bajo las escaleras y
mi madre me dice que a conseguido trabajo de asistenta, ella sonríe yo no
muestro ni felicidad ni tristeza y le digo:
-Prométeme, que siempre me aras caso y estarás a mi lado… y
me tendrás el almuerzo hecho.
-Te lo prometo a y tu papa a conseguido trabajo como
camionero.
Le abrazo, la quiero mucho, me señala que a llega el autobús
del colegio, voy.
He terminado el
colegio, llega mi autobús para llevarme
a casa, llego, entro y veo que en la casa ya no hay muebles, que no hay nadie,
le pregunto a la vecina que pasa y dice que mis padres se han mudado, pienso
que mi madre promete y no cumple. Voy corriendo a un bosque donde me siento
segura. Corro y veo todo oscuro, a si que me tropiezo y caigo en un pozo sin
agua profundo, lloro, sigo viendo todo oscuro pero el pozo no es lo que me ha
llevado a la oscuridad si no, que mis padres se hayan olvidado de mi.
Mis padres llegan a
nuestra casa desamueblada, preguntan a la vecina porque no hay muebles y ella
contesta:
-¿No os habíais mudado?
-No. Y ¿as visto a Marta?
-Se fue corriendo porque le dije que os habíais ido.
-Hay que buscarla.
Dos días después.
Estoy muerta de hambre no tengo alimento, se que el
movimiento que estoy a punto de hacer va ser el ultimo, coger la rosa falsa que
tengo en mi camisa, que me la regalo mi madre por cumpleaños.
No me encuentran están
muy preocupados.
Cinco años después.
Me encuentran en el pozo muerta mis padres lloran y rezan
por mi, ellos creen que me empujaron al pozo y me mataron y están buscando a el
asesino “inexistente”.
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